*Israel Maldonado Miní
Coordinador de Acción de CLIC! - Coordinador de la COY 10 en Latinoamérica
Construyendo un proceso
Puede decirse que los jóvenes que experimentan los mismos problemas históricos concretos forman parte de la misma generación (Mannheim, 1928) y uno de nuestros desafíos generacionales más relevantes es el cambio climático. Nos llaman la generación Y (1982-1994) y Z (1994-actualidad), evidentemente guardamos una perspectiva diferente acerca de cuál es la urgencia de enfrentar la problemática política, ambiental, social y económica que se desarrollan en nuestros pueblos. Y, precisamente, esa perspectiva sólo puede mantenerse firme en tanto mantengamos distancia de la gran influencia de los intereses políticos, sociales, económicos y culturales que merodean alrededor de las negociaciones en los pasadizos de la Vigésimo Primera Conferencia de las Partes (COP21).
Es claro que las generaciones actuales que toman las decisiones y nos “representan” están fuertemente influenciadas por esa diversidad intereses. No obstante, es importante observar que si a nivel de las juventudes no logramos establecer una agenda de trabajo básica y esencial en materia de cambio climático, es complejo esperar que otros grupos de interés (los estados partes y los otros constituencies) puedan hacerlo.
En ese sentido, es importante aplaudir que haya una intención de las juventudes por democratizar la participación en las Conferencias de la Juventud (COY, por sus siglas en inglés) y COP. El año pasado se marcó un hito con la primera declaratoria de las juventudes y con el establecimiento de una estrategia de movilización desde distintas regiones a nivel global, proponiéndose embajadores regionales y nacionales (en el caso de Latinoamérica) para fortalecer la participación en la Conferencia. Este año se han realizado COY descentralizadas (París, Montreal, Antananarivo, Nouméa, Rabat, Amhedabad, Abomey Calavi y Florianópolis) y se ha establecido un mecanismo de integración de estos espacios, lo cual refleja una voluntad de hacer más “plural” la voz de los jóvenes en las negociaciones internacionales sobre Cambio Climático. Sin embargo, esos esfuerzos deben mantenerse enfocados en una estrategia intergeneracional de participación e incidencia, con el concurso de aquellas y aquellos jóvenes que van obteniendo experiencia y, por otro lado, quienes recién se vienen insertando en esta dinámica. La única forma de hacer que estos espacios de participación funcionen es dándoles continuidad, reforzando lo ya realizado y construyendo sobre esos cimientos. Para la juventud empezar siempre de cero es peligroso. Afortunadamente esta vez parece que hemos empezado a esbozar un proceso. Es responsabilidad de quienes se encuentran involucrados en él de mantener esta senda positiva.
El reconocimiento y continuidad del proceso COY -pues no deben verse como eventos aislados, sino hitos de un mismo proceso- es un imperativo para lograr fortalecer la participación de las juventudes globales, demostrando que nuestra generación mantiene una visión distinta del orden mundial y busca establecer un escenario político en el que el “Globo Sur” y el “Globo Norte”-forma en que suele dividir a los países en función a condiciones de “desarrollo” o subdesarrollo”- mantengan una interacción positiva para enfrentar el cambio climático y no superar la meta global de los 1.5 ºC.
Sí, suena soñador tener un nuevo panorama mundial sin “globos”, una nueva forma de cooperación internacional sin clientelismos o alianzas subterráneas, suena algo cercano a lo utópico, pero es verdad que si entre nosotros no mantenemos unidad y coherencia con esa visión, difícilmente algún día se logrará ese cambio.
La COY11 en latinoamérica y el caribe
El 26 de noviembre se inició la COY11 de Florianópolis, una de las ocho COY organizadas en todo el mundo, cuyo propósito fue “empoderar e involucrar a los jóvenes en la construcción de un futuro más justo, solidario y cooperativo, además de insertar las demandas intergeneracionales en las agendas de las discusiones globales y locales”. La COY11 de París ha traído como innovación el desarrollo de estos espacios regionales que han sido organizados en simultáneo en diferentes regiones del planeta. Este aporte ha buscado conectar las demandas regionales con las demandas globales que se van estableciendo en el marco de la COY mundial y, ciertamente, es un gran indicativo de cómo se está fortaleciendo el enfoque de participación justa, equitativa e integrada de las juventudes en los procesos de negociaciones internacionales sobre Cambio Climático, que ha sido un constante requerimiento de las juventudes que concursan de nuestra constituencia YOUNGO (Youth Non-Governmental Organizations) y que cobró fuerza en la COY10 de Lima, a propósito de la Declaratoria Mundial de Jóvenes y la Agenda Juvenil hacia la COP21.
La particularidad de la COY11 de Florianópolis fue que sus participantes mantuvieron una fuerte disposición de vincular lo trabajado en ella con lo desarrollado en la COY de Lima, dado que se perseguía la finalidad de fortalecer un proceso de integración regional que está siendo propiciada desde el Movimiento de Jóvenes Latinoamericanos y Caribeños frente al Cambio Climático - CLIC!, en el cual buscamos fomentar la conexión e interrelación de todas y todos aquellos jóvenes involucrados en este proceso global. La jornada ha sido tanto motivadora, por la pasión y “hambre de cambio” que se percibía en los participantes, como renovadora, por ver nuevas personas y organizaciones sumándose a lo que venimos trabajando. Fueron tres días en los que se reafirmó que la juventud de América Latina guarda mucha voluntad de querer hacer algo para enfrentar el Cambio Climático y, sobretodo, mantiene una perspectiva unificadora latinoamericana y caribeña que trasciende los bloques de negociaciones de nuestros países y las agendas nacionales.Otra característica a destacar fue la vocación e ímpetu con que se asumió el reto de organizar este encuentro con sólo algunos meses de planificación. Muchas veces no se habla sobre el esfuerzo y la dedicación que demanda construir y facilitar estos espacios. Mágicamente pensamos que la logística y la organización aparece repentinamente para hacer posible eso, aunque son las personas voluntarias con su trabajo las que permiten concretar estos momentos en donde se pueden renovar y afianzar las relaciones humanas para propiciar más acciones colectivas.
De igual manera, un hecho relevante y muy grato, ha sido reafirmar que tenemos la capacidad de ser humildes y autocríticos. La juventud reunida en la COY11 LAC reconoció que es necesario fortalecer capacidades y contar con mayor información para desarrollar mayor contundencia en el desarrollo de herramientas para la incidencia en las negociaciones y las políticas públicas a nivel local en materia de Cambio Climático. De igual forma, se reafirmó el compromiso por trabajar con mayor anticipación y contundencia una estrategia para que la COY12 LAC resulte en un mayor espacio de incidencia y empoderamiento juvenil.
Coordinador de Acción de CLIC! - Coordinador de la COY 10 en Latinoamérica
Construyendo un proceso
Puede decirse que los jóvenes que experimentan los mismos problemas históricos concretos forman parte de la misma generación (Mannheim, 1928) y uno de nuestros desafíos generacionales más relevantes es el cambio climático. Nos llaman la generación Y (1982-1994) y Z (1994-actualidad), evidentemente guardamos una perspectiva diferente acerca de cuál es la urgencia de enfrentar la problemática política, ambiental, social y económica que se desarrollan en nuestros pueblos. Y, precisamente, esa perspectiva sólo puede mantenerse firme en tanto mantengamos distancia de la gran influencia de los intereses políticos, sociales, económicos y culturales que merodean alrededor de las negociaciones en los pasadizos de la Vigésimo Primera Conferencia de las Partes (COP21).
Es claro que las generaciones actuales que toman las decisiones y nos “representan” están fuertemente influenciadas por esa diversidad intereses. No obstante, es importante observar que si a nivel de las juventudes no logramos establecer una agenda de trabajo básica y esencial en materia de cambio climático, es complejo esperar que otros grupos de interés (los estados partes y los otros constituencies) puedan hacerlo.
En ese sentido, es importante aplaudir que haya una intención de las juventudes por democratizar la participación en las Conferencias de la Juventud (COY, por sus siglas en inglés) y COP. El año pasado se marcó un hito con la primera declaratoria de las juventudes y con el establecimiento de una estrategia de movilización desde distintas regiones a nivel global, proponiéndose embajadores regionales y nacionales (en el caso de Latinoamérica) para fortalecer la participación en la Conferencia. Este año se han realizado COY descentralizadas (París, Montreal, Antananarivo, Nouméa, Rabat, Amhedabad, Abomey Calavi y Florianópolis) y se ha establecido un mecanismo de integración de estos espacios, lo cual refleja una voluntad de hacer más “plural” la voz de los jóvenes en las negociaciones internacionales sobre Cambio Climático. Sin embargo, esos esfuerzos deben mantenerse enfocados en una estrategia intergeneracional de participación e incidencia, con el concurso de aquellas y aquellos jóvenes que van obteniendo experiencia y, por otro lado, quienes recién se vienen insertando en esta dinámica. La única forma de hacer que estos espacios de participación funcionen es dándoles continuidad, reforzando lo ya realizado y construyendo sobre esos cimientos. Para la juventud empezar siempre de cero es peligroso. Afortunadamente esta vez parece que hemos empezado a esbozar un proceso. Es responsabilidad de quienes se encuentran involucrados en él de mantener esta senda positiva.
El reconocimiento y continuidad del proceso COY -pues no deben verse como eventos aislados, sino hitos de un mismo proceso- es un imperativo para lograr fortalecer la participación de las juventudes globales, demostrando que nuestra generación mantiene una visión distinta del orden mundial y busca establecer un escenario político en el que el “Globo Sur” y el “Globo Norte”-forma en que suele dividir a los países en función a condiciones de “desarrollo” o subdesarrollo”- mantengan una interacción positiva para enfrentar el cambio climático y no superar la meta global de los 1.5 ºC.
Sí, suena soñador tener un nuevo panorama mundial sin “globos”, una nueva forma de cooperación internacional sin clientelismos o alianzas subterráneas, suena algo cercano a lo utópico, pero es verdad que si entre nosotros no mantenemos unidad y coherencia con esa visión, difícilmente algún día se logrará ese cambio.
La COY11 en latinoamérica y el caribe
El 26 de noviembre se inició la COY11 de Florianópolis, una de las ocho COY organizadas en todo el mundo, cuyo propósito fue “empoderar e involucrar a los jóvenes en la construcción de un futuro más justo, solidario y cooperativo, además de insertar las demandas intergeneracionales en las agendas de las discusiones globales y locales”. La COY11 de París ha traído como innovación el desarrollo de estos espacios regionales que han sido organizados en simultáneo en diferentes regiones del planeta. Este aporte ha buscado conectar las demandas regionales con las demandas globales que se van estableciendo en el marco de la COY mundial y, ciertamente, es un gran indicativo de cómo se está fortaleciendo el enfoque de participación justa, equitativa e integrada de las juventudes en los procesos de negociaciones internacionales sobre Cambio Climático, que ha sido un constante requerimiento de las juventudes que concursan de nuestra constituencia YOUNGO (Youth Non-Governmental Organizations) y que cobró fuerza en la COY10 de Lima, a propósito de la Declaratoria Mundial de Jóvenes y la Agenda Juvenil hacia la COP21.
La particularidad de la COY11 de Florianópolis fue que sus participantes mantuvieron una fuerte disposición de vincular lo trabajado en ella con lo desarrollado en la COY de Lima, dado que se perseguía la finalidad de fortalecer un proceso de integración regional que está siendo propiciada desde el Movimiento de Jóvenes Latinoamericanos y Caribeños frente al Cambio Climático - CLIC!, en el cual buscamos fomentar la conexión e interrelación de todas y todos aquellos jóvenes involucrados en este proceso global. La jornada ha sido tanto motivadora, por la pasión y “hambre de cambio” que se percibía en los participantes, como renovadora, por ver nuevas personas y organizaciones sumándose a lo que venimos trabajando. Fueron tres días en los que se reafirmó que la juventud de América Latina guarda mucha voluntad de querer hacer algo para enfrentar el Cambio Climático y, sobretodo, mantiene una perspectiva unificadora latinoamericana y caribeña que trasciende los bloques de negociaciones de nuestros países y las agendas nacionales.Otra característica a destacar fue la vocación e ímpetu con que se asumió el reto de organizar este encuentro con sólo algunos meses de planificación. Muchas veces no se habla sobre el esfuerzo y la dedicación que demanda construir y facilitar estos espacios. Mágicamente pensamos que la logística y la organización aparece repentinamente para hacer posible eso, aunque son las personas voluntarias con su trabajo las que permiten concretar estos momentos en donde se pueden renovar y afianzar las relaciones humanas para propiciar más acciones colectivas.
De igual manera, un hecho relevante y muy grato, ha sido reafirmar que tenemos la capacidad de ser humildes y autocríticos. La juventud reunida en la COY11 LAC reconoció que es necesario fortalecer capacidades y contar con mayor información para desarrollar mayor contundencia en el desarrollo de herramientas para la incidencia en las negociaciones y las políticas públicas a nivel local en materia de Cambio Climático. De igual forma, se reafirmó el compromiso por trabajar con mayor anticipación y contundencia una estrategia para que la COY12 LAC resulte en un mayor espacio de incidencia y empoderamiento juvenil.
Cambio generacional
Siempre que pensamos en “avanzar” lo asociamos a cuántos pasos más damos hacia adelante, pero pocas veces nos detenemos para reflexionar sobre si estamos dando los pasos en el sentido correcto. En esa perspectiva, siento que ha sido saludable encontrar que hay certeza sobre el desafío de conectarnos más y mejor para mejorar la participación de las juventudes de LAC en estos procesos.
Ello implica, en primer lugar, reconocer que hay brechas de información y conocimiento sobre cuestiones relevantes o acerca del desarrollo mismo del proceso, lo cual no sólo implica empoderar a quienes no conocen sobre herramientas, hechos o metodologías, sino también comprometer a quienes ya tienen cierta experiencia y conocimiento acumulado. De tal modo, que si buscamos que las COY sean reales espacios de trabajo para la consolidación de una “voz generacional”, es imprescindible lograr la participación activa y simbiótica de las personas que ya llevan un tiempo en el proceso internacional, como de aquellas nuevas personas que se van insertando y representan la continuidad de la visión. No habrá trabajo relevante de YOUNGO, mientras se sigan generando élites de información y trabajo, a las que las personas no puedan acceder por dificultades de financiamiento, idioma o disponibilidad de información. No habrá incidencia profunda de las demandas juveniles, si olvidamos y subestimamos el potencial de las COY como instrumentos para la renovación de cuadros y trueque de conocimientos. Sólo será posible vincular y fortalecer el movimiento juvenil global en tanto haya una constante, humilde y solidaria interrelación entre quienes llevan uno, dos, tres, cuatro o más años en este proceso y quienes empiezan a involucrarse.Haber tenido las oportunidades y haber tomado las decisiones oportunas para ahora conocer más sobre el Cambio Climático, el proceso internacional de negociaciones y sus implicancias, conlleva una responsabilidad de dar a conocer todo ello a más jóvenes y apostar por una verdadera visión generacional. Asimismo, ser “nuevos” en el tema no implica dejar de buscar información y oportunidades para fortalecer lo que conocemos, tampoco implica desestimar lo avanzado por otros. Por ello, es importante que en la siguientes COY regionales y mundiales, mantengamos presente que tan importante como participar de la COP, es participar de la COY para seguir construyendo ese cambio que estamos -o decimos estar- buscando. Sintámonos parte de un trabajo colectivo y reconozcamos el aporte de los demás. Sumemos esfuerzos y no perdamos tiempo en desperdiciar el potencial de actuar e incidir colectivamente que tenemos las y los jóvenes conscientes en todo el planeta.
Siempre que pensamos en “avanzar” lo asociamos a cuántos pasos más damos hacia adelante, pero pocas veces nos detenemos para reflexionar sobre si estamos dando los pasos en el sentido correcto. En esa perspectiva, siento que ha sido saludable encontrar que hay certeza sobre el desafío de conectarnos más y mejor para mejorar la participación de las juventudes de LAC en estos procesos.
Ello implica, en primer lugar, reconocer que hay brechas de información y conocimiento sobre cuestiones relevantes o acerca del desarrollo mismo del proceso, lo cual no sólo implica empoderar a quienes no conocen sobre herramientas, hechos o metodologías, sino también comprometer a quienes ya tienen cierta experiencia y conocimiento acumulado. De tal modo, que si buscamos que las COY sean reales espacios de trabajo para la consolidación de una “voz generacional”, es imprescindible lograr la participación activa y simbiótica de las personas que ya llevan un tiempo en el proceso internacional, como de aquellas nuevas personas que se van insertando y representan la continuidad de la visión. No habrá trabajo relevante de YOUNGO, mientras se sigan generando élites de información y trabajo, a las que las personas no puedan acceder por dificultades de financiamiento, idioma o disponibilidad de información. No habrá incidencia profunda de las demandas juveniles, si olvidamos y subestimamos el potencial de las COY como instrumentos para la renovación de cuadros y trueque de conocimientos. Sólo será posible vincular y fortalecer el movimiento juvenil global en tanto haya una constante, humilde y solidaria interrelación entre quienes llevan uno, dos, tres, cuatro o más años en este proceso y quienes empiezan a involucrarse.Haber tenido las oportunidades y haber tomado las decisiones oportunas para ahora conocer más sobre el Cambio Climático, el proceso internacional de negociaciones y sus implicancias, conlleva una responsabilidad de dar a conocer todo ello a más jóvenes y apostar por una verdadera visión generacional. Asimismo, ser “nuevos” en el tema no implica dejar de buscar información y oportunidades para fortalecer lo que conocemos, tampoco implica desestimar lo avanzado por otros. Por ello, es importante que en la siguientes COY regionales y mundiales, mantengamos presente que tan importante como participar de la COP, es participar de la COY para seguir construyendo ese cambio que estamos -o decimos estar- buscando. Sintámonos parte de un trabajo colectivo y reconozcamos el aporte de los demás. Sumemos esfuerzos y no perdamos tiempo en desperdiciar el potencial de actuar e incidir colectivamente que tenemos las y los jóvenes conscientes en todo el planeta.